“A veces, me duele ser yo”
Me confesó
el pintor Oscar López que comenzó a crear a partir de sentir un fracasado.
Esta no es,
digamos, una entrevista formal, pero sí una conversación sobre sus
procesos artísticos y vitales. Hablamos en esta oportunidad de varios temas: de
‘Mágico’ González y Maradona, de lo que representan más allá de sus talentos
futbolísticos; de la duda y las caídas existenciales. También de
Rocky Balboa (y su épica individual), de Bruce Lee, de Malcolm X, de lo que
estos personajes simbolizan para sus pueblos en diferentes contextos. Hablamos
de poetas, de su agudeza y su relevancia cultural. Conocer lo que un artista
dice de sí mismo siempre es revelador para conocer algo de las concepciones de
su arte.
E: Oscar, por qué demonios
creamos; por qué pintás.
O: Creo que una
respuesta clara no la tengo definida, tal vez tengo aproximaciones. Y sí me di
cuenta de que muchos artistas, antes que yo, llegaron a esas aproximaciones,
quizás, más serias de las que yo estoy planteando. Te puedo mencionar desde
Delacroix, que es un pintor francés; o te puedo mencionar a los creadores de
Cómics. Yo no tengo un concepto rígido de quién es o no artista. De hecho, yo
siempre te he mencionado a ‘Mágico’ González: yo lo veo muy poético-filosófico
al tipo, y veo que la gente se burla o se ríe; pero te da unas consignas
magistrales. En ese sentido, sí, yo me doy cuenta quién está más cerca de eso
porque estoy desde fuera. En mí concepción, te podría decir que creo por cosas
tan básicas, tan trilladas como miedo a la muerte, narcisismo intelectual,
cualquier tipo de cosa, porque, incluso, si yo supiera cuál es la respuesta,
tal vez, dejaría de crear, porque ya sé por qué estoy creando. Simplemente, es
una necesidad vital. Es rico respirar y no te preguntas por qué. Sí, hay
elementos temáticos, obviamente, que te pueden influir, o un contexto como el
de la pandemia, que, creo yo, quizás nos dio, por vez primera − en una situación difícil−, el verdadero estilo de vida
creacionista, por qué no teníamos nada qué hacer, estábamos encerrados, y
teníamos que enfocarlo y lo empezamos a ver y nos gustó. Y creo que de ahí
todos: empezó un nuevo ciclo a nivel artístico; el problema es el factor
económico o los factores vivenciales. Pero, por qué creamos: creo que es una
respuesta que solo te la da el contexto mismo de tu imbecilidad, jeje. A veces,
tenés que ser imbécil para empezar a crear. Sentirte mal, sentirte tonto,
frustrado, fracasado… que solo venís de adorno a este mundo. Creo que cuando
entendés eso, empezás a crear. Te estoy dando la razón por la que, empecé a
crear, no te estoy diciendo, en general, por qué creo que lo estoy haciendo.
E: Dijiste algo del mundo, me
dijiste que me estabas dando una respuesta razonable; por qué comenzaste o por
qué estás en la marcha, en la busca. Pero, entonces, qué pasa en el mundo, qué
te mueve a hacerlo.
O: Pues, mirá, como
te repito, creo que lo más fácil para mí estar sentado pintando, por qué voy a
pintar o a quién le voy a pintar, no es una respuesta clara que tenga. Aquí,
entramos a conceptos más filosóficos y existenciales, en el sentido… en primera
instancia, de definir qué es arte para mí. Y si lo que yo estoy haciendo es
arte. Te puedo contestar claramente: lo que yo estoy haciendo es una mierda, a
veces, pero es parte de mi crecimiento, de mi desarrollo existencial como tal,
tener esas dudas. Creo que todos generamos un cúmulo de información, tan
pesado, que entonces ya tenés demasiados referentes y eso te hace dudar. Muy
posiblemente, con esta pregunta que me estás haciendo, yo te hubiera dicho a
los 19 una estupidez maravillosamente poética: yo te hubiese dicho que soy el
nuevo Rimbaud de la poesía, una dicotomía muy extraña.
E: También comenzaste
escribiendo poesía…
O: Sí, sí, de hecho…
Yo considero que quien entiende el secreto de la poesía, ¡puta!, está cerca de
los dioses, porque realmente la vida conlleva esa magia, miserable e
insignificante, para algunas personas; para otras, un estado, una conciencia,
una filosofía una manera de ser, de respirar. O sea, yo me pregunto por qué la
manzana es roja y por qué me gusta el color rojo. Eso es normal, pero preguntarse
quién le puso rojo al rojo, ya me metiste en un huevo[i].
O sea, voy más allá de… Y, quizás, por eso no te puedo dar una
respuesta porque no me quedo con la típica de… el seseo, la muletilla de: “es
que yo creo en mi arte porque es una manera espiritual”. Eso es lo que
hemos oído alrededor de, quizás, entrevistas anteriores, de muchos o
artistas, o lo que nosotros consideráramos para salir del ‘huevo’. Me estás
haciendo una pregunta tan difícil, que no tengo una respuesta clara.
E: Bueno, me
gustan las cosas difíciles, pero no por ponerte en aprieto.
O: Yo sé. Y me gusta
que me pongas en aprieto porque me hacés reflexionar. Quizás, no te esté
diciendo nada ahora; pero cuando llegue a mi casa, te pegue una llamada, dos
días después: “hey, man, puta, ya entendí lo que me querías decir”. O sea, ese
sentido no sentirte perturbado por no poder contestar algo, creo que
te hace más maduro a nivel creacionista artístico, porque no tenés una
respuesta definitiva para crear, para salirte de la tangente: simplemente, lo
hacés, pero la reflexión como tal es la válida. Como dicen los abstractos, no
me importa el producto final, sino el proceso. Aquí, en todo caso, es la
reflexión.
E: Como parte de mis lecturas, consultaba un ensayo de un filósofo metafísico; él dice que la función del arte pareciera consistir en no comprender, en no tener un sentido claro, a veces. Es decir, el gran arte denso, hasta, incluso, podríamos hablar de un poema hermético. Vos, por ejemplo, hacés abstracto.
O: Bueno, ahora estoy
haciendo Pop. Ahora estoy haciendo Cómics…
E: Pero alguien te
puede decir: «cuál es el sentido». Cuál es su fuerza comunicativa. Bueno, el
mundo está ahí… Pero, entonces, por qué el artefacto artístico.
O: Bueno, sí, el mundo está ahí. De hecho,
para mí, si mi arte fuera funcional y “utilitable”, creo que ya no estaría
haciendo eso. Sí, hay transacciones económicas: estamos ratificados por
galerías, por museos, porque buscamos, como cualquier profesional, ingresos
económicos. Yo no te voy a hablar en términos utópicos, te voy a hablar como un
ser humano que caga, come, cerveza, compra libros, necesita fortalecerse. Yo no
creo en esas falsas identidades de “yo no leo porque me contamino”, “yo no veo
imágenes de Instagram” o de cualquier red social porque me
contaminan”. A mí me encula[ii] ver
hasta revistas Playboy, no por el morbo, sino por cómo es la letra,
como están combinados los colores diseñados; todo eso tiene una dinámica, un
sentido; pero todo eso es funcional y utilitario. Si alguien me dijera “me
gusta tu cuadro porque me combina con mis cortinas”, puta, creo que me sentiría
sumamente fatal. Pero si me dice “no sé por qué putas me gusta tu cuadro, pero
lo quisiera tener en mi casa y mi casa es un gran desvergue”, estoy comprobando
una de las funciones artísticas: expresarte, me estoy expresando. Obviamente,
hubo un diálogo. La gente se lo lleva, lo pone en su casa o donde quiera, pero
no me estás transformando o no me estás cosificando, aunque se escuche
contradictorio y necesitemos ratificaciones. Hay muchas piezas de arte, por
ejemplo, la de Marcel Duchamp (que ahora ya la historia está desvirtuando), se
dice que hay una mujer detrás de él, que tenía esos famosos ready-made. Pero,
ejemplificándolo, quizás por ahí podemos abordarlo. En qué medida estamos
conscientes del utilitarismo y funcionalidad de esas piezas, y a pesar de eso
seguimos creando, o, si te considerás anárquico, en ese sentido, y lo que va a
venir, obviamente, te va a retribuir, pero no vas sobre el epíteto de “gran
artista”, “gran maestro”, qué se yo, cosas tan inválidas a mis 39 años, pero
tal vez en mi juventud era lo que perseguía: el aplauso, la ratificación. Creo
que todos los artistas han buscado en alguna medida eso. Llega un punto en que
si llega bueno, si no, qué más da. Vamos al génesis de esto, como el ejemplo
del color de la manzana…
E Quizás, habría
que buscar un sentido…
O: Ajá, hay que
buscar un sentido. Y cada quien tiene derecho a eso. Como te repito, quizás
aquí ya toqué dos ejes fundamentales: utilidad y funcionalidad, o lo que vos
querás llamar, mediante si se es o no artista, porque vamos a otro
tipo de elementos. Aquí no estoy diciendo quien es bueno y quién es malo. La
preguntar concreta fue por qué creamos. Y me desconcierta también,
lo que te estoy diciendo
E: Sabes que yo no
soy un conocedor del arte pictórico; quizá, mi interés es ir más por el lado
intuitivo, reflexivo.
O: Es que eso que
estás diciendo… Toda la gente me dice: “no entiendo el arte”, “no conozco de
arte, pero me gusta”. Pero estás siendo intuitivo, reflexivo, estás siendo
visceral, estás fluyendo con el color ¿Sabes quiénes manejan de una manera
magistral el color? Los niños. Los niños no tienen ningún tipo de concepción
académica, pero ellos ponen el color tal cual su emoción lo dicta. Y esa
intuición, conforme nos academizamos − no estoy en contra de eso, ojo−, conforme nos vamos haciendo
retóricos, técnicos, tecnificables, conceptualizados, perdemos esa maravillosa
esencia de la intuición. Y muchos la mantienen, por ejemplo, voy a hablar de
poesía, que me encula. Rimbaud la mantuvo y fue un niño hijodeputa siempre en
su escritura, pero un niño hijodeputa consciente de que ya le apestaba la
axila, ya le gustaban los hombres o las mujeres, ya vivía en su contexto, pero
eso lo supo conservar para no intervenir en su poesía. Muchos artistas, y
quizás me incluyo yo en primer plano, cometimos el error de creer más lo que
nos decían otras estéticas, a las propias.
E: Recién
hablabas también de Bukowski; Creo que él decía, hablando de
literatura, que cuando desaparece el espíritu, aparece la forma. Se
refería a la utilización de la técnica fría, creo. Hablabas de Rimbaud, de
quien se dice que entre los 16 y los 19 escribió todo, su mayoría de obra.
Porque también está el espíritu de la creación salvaje, digamos. Además, hay
cosas que se acumulan, o se traen, o simplemente hay un tiempo; por supuesto,
está la inteligencia individual, la sensibilidad.
O: Exacto. O las
entendés antes que otras personas.
E: Pero yo te decía:
qué pasa en el mundo. Yo digo en poesía: el mundo te duele; ¿te duele lo que
ves?
A veces, me duele ser
yo (jejeje), aunque se escuche raro, no por negación a mi proceso, sino porque
siento que no estoy haciendo lo que tendría que hacer, a pesar de creerme el
hecho de la práctica pictórica, porque eso lo respeto. Pero solo creerme no
basta, también me duele no creérmelo. Y esas contradicciones de estar, no
estar, ser y no ser: es la maldición del salvadoreño.
E: Es parte de la
duda: ¿se vuelve la duda, de alguna manera, metódica en el arte?
O: Para mí, sí.
Porque, mira, ahhh… por ser salvadoreño, tal vez, es mi naturaleza, voy a
hablar quizás de mi idiosincrasia fundamental. Siento que si yo no desconfío en
algo, siento que no merece mi interés; te estoy hablando desde las relaciones
personales hasta el proceso mismo de preparar una tela. Tengo 17 años de
preparar tela y siempre dudo de cómo la voy a preparar, y es un proceso
mecánico, casi, si lo querés verlo de esa manera. Pero también la obra es una
entidad viva antes de que esté viva, la obra está desarrollada sin que vos lo
sepás.
E: ¿Es un cúmulo de
materiales?
Exactamente. Sólo lo
objetivas, sólo hacés un objeto de eso. Todo anda en el aire y solo recogés las
partículas elementales de tu creación, si lo querés ver un poco metafísico. Y
tenés que aceptar también tus procesos, porque también a la larga, no son
iguales que los demás. Yo me considero una persona retrógrada, sumamente lenta
para leer, para conceptualizar y para crear; me considero súper lento. Yo
admiro, por ejemplo, jóvenes que hacen y han entendido el fenómeno del Pop, no
de Andy Wharol, si no que te estoy hablando del Cómics. Y ahora con Netflix,
por ejemplo, que vemos vergo[iii] de
Anime hijodeputa. A veces, me termina gustando sus tramas negras, sus tramas
sucias; temas tan normales pero que la gente todavía no lo quiere ver, pero que
te lo pongan en un muñeco para contarlo en adulto, no es fácil: homosexualidad,
satanismo… El hombre occidental, el hombre oriental, tienen las mismas
vicisitudes, las mimas reminiscencias. Y somos seres humanos, como todos.
Claro, tenemos algunas concepciones políticas, culturales y religiosas que nos
dividen, porque no somos iguales, nos dividen; pero si establecemos como un
punto como un común, y el punto en común es creación, el punto en común es
color… son las formas, encerradas, qué sé yo, por ahí vas, ya vas metiendo como
lo que vos querés para darle forma a tu Golem, a tu monstruo.
E: Pero hablabas de
darle una presencia, podríamos decir, filosóficamente, sería como ontólógica…
O: Sí, claro, claro,
la formación misma… o sea, el ser artístico, si lo queremos ver así. Podés
entrar en categorías filosóficas en ese sentido. Podés hacer valoraciones a
priori, a posteriori. Te podés llenar de toda la información que vos querás y
el puto cuadro no existe, solo te hace falta formar el muñeco.
E: Qué pasa con “el
ojo interior”: ¿pinta el ojo interior?
O: Yo te puedo decir
algo, y acabas de tocar algo… Yo conozco el contexto porque tengo ojos de
la luz exterior, pero me interesa el color… Baudelaire tocó un tema bien
importante: la artificialidad en el arte. Por ejemplo, yo te puedo hacer
anaranjado totalmente, muy expresionista, muy fauvista, pero es mi
color interior. Y yo conozco perfectamente que el naranja es base para hacer el
color piel, y si le meto blanco, te hago un Cómics, y si le meto otros colores,
te hago ya la piel natural; porque te hago la piel natural, porque el color natural,
sabes qué lleva: rojo, naranja, blanco; para contaminarlo le meten rojo, hacen
un rosado: le metés tres tipos de café y le metés más blanco. Nunca le metés
negro. Nunca.
E: ¿Cómo se fraguan
tus ideas directrices, tus ideas germinales en tu estética?
Haceme la pregunta
más pedrada… más directa.
E: ¿Oyes formas,
colores o conceptos?
Claro. No me puedo
considerar una persona estática. De hecho, mi proceso creacionista parte de la
música y de la poesía. Y estas hablando… hay sonidos y formas, no estructurales,
fisiológicas, pero sí abstractas. Y por eso yo partí, exactamente del
abstracto. Eso me dio la oportunidad de no encasillarme en un concepto
fisiológico-mundano-estático.
E: No te interesa el
mundo. Te interesa tu mundo
Me interesa el mundo como una manifestación de… Una
manifestación no es lo mismo que una representación. Un árbol no es tal cual te
lo enseñaron.
E: Un árbol no es el de
Van Gogh, como se dice.
Ahora te voy a decir
algo. Una amiga me dijo una vez: “sabes que a mi hija la reprobaron porque
pinto un caballo rosado?” Entonces, la señorita maestra le dijo: “el caballo no
es rosado, es café”. Y yo le dije a mi chera[iv]:
“tu hija está filosofando en la concepción artística; porque yo preguntaría, yo
voy más allá: quién le puso rosado al rosado. Todos entendemos cómo se hacen
los colores por un proceso prismático… Pero te voy a decir: quién le puso verde
al verde. Y lo ratificamos. Y así, en otro idioma. Todo llega al mismo concepto.
Pero vamos más allá: si un caballo no es rosado, por qué no es rosado en el
arte: por qué vos me lo decís. Yo no estoy representando a un caballo, estoy
manifestando el constructo que vos entendés como caballo. Y yo te lo voy a
mostrar según mi mundo.
E: Si el mundo no te
ofrece no te ofrece “un caballo rosado”, entonces, para qué estás creando.
Aquí vamos otra vez
a Marc Chagall, al punto de que el tipo ponía gente flotando, que para muchos
puede ser ridículo, incluso para mí. Pero en su apreciación y en valoración, el
tipo construyó su interioridad y te la mostró y la hizo palpable, como esta
botella, como la mesa… Y en esa medida es un creador porque no siguió los
estatutos fundamentales de la puta Academia que llegó a Francia y le podía
decir que hiciera esa gente flotante era una mierda, porque no tenía una
perspectiva ideal. Pero decime: qué es la perspectiva. La valoración implícita
del acercamiento o del alejamiento de tus objetos en proporción a las
distancias... qué limitados estaríamos si eso es la perspectiva. La
perspectiva, filosóficamente, es tu visión de vida, tu visión del constructo
social, arquetípico, armónico.
[i] Un problema, una dificultad.
[ii] Me encanta, me apasiona.
[iii] Mucho, una gran cantidad.
[iv] Amiga, conocida.